ANDREA El maíz. leyenda azetca.
Cuentan que antes de la llegada de Quetzalcoatl lo aztecas solo comían reces de animales que cazaban. No tenían maíz, pues este cereal estaba escondido detrás de las montañas. Los antiguos dioses intentaron separar las montañas, pero no lo lograron. Los aztecas fueron a plantarle este problema a Quetzalcoatl: -Yo se los traeré. Respondió el dios. Quetzalcoatl no se esforzó en vano pr separar las montañas con su fuerza, sino que empleo su astucia. Se transformo en una hormiga negra y acompañado de una roja marcho a las montañas. El camino estuvo lleno de dificultades, pero Quetzalcoatl las supero, pensando solamente en su pueblo y sus necesidades de alimentación. Quetzalcoatl llego hasta donde estaba el maíz y como estaba transformado en hormiga, tomo un grano maduro entre sus mandíbulas y emprendió el regreso. Al llegar entrego el prometido grano. Los aztecas plantaron la semilla y obtuvieron así el maíz que desde entonces centraron y cosecharon!
YOALLI La leyenda de la enchiladas Rioverdenses
Cuenta la leyenda, personificada en Doña Patrocinio Lom, que hubo un tiempo en que los niños de Rioverde fueron felices. Muy felices. Esto ocurrió en una época en que las acequias llevaban por buen camino el agua y el drenaje, florecía la Hacienda de San Diego del Sr. Verástegui y el país disfrutaba de una precaria paz porfiriana, hace cien años, a finales del siglo diecinueve. De procedencia incierta y nombre nunca revelado, apareció por el pueblo una misteriosa mujer que nunca salía de su casa ni mantenía contactos sociales, a excepción de algunos niños que empezaron a visitarla por las tardes atraídos por ciertos bocadillos suculentos que ella misma preparaba. Pronto se hizo costumbre entre los infantes riverenses acudir al domicilio ubicado en la calle Real (hoy avenida del Centenario), donde aquella solterona alimentaba a los pequeñines con un platillo fuera de lo común, que tenía el poder de restaurar el ánimo y la alegría que tan a menudo abandonan a los menores del fin de cada siglo. Por aquel entonces la región era asolada por renovados mitos apocalípticos. La gente se debatía entre nuevas y estrafalarias creencias, todas infectadas por premoniciones de hecatombes y cataclismos. El fin del mundo se acercaba con el fin del siglo. Por eso extrañó a todo el mundo la actitud de los niños: rebozaban felicidad mientras caminaban por las lodosas y hediondas avenidas, jugaban en la Plaza de las Chimoleras (hoy extinta) ignorando la vidriosa mirada de los adultos, en la Iglesia se picaban la cola y el ombligo, y por las noches despertaban a carcajadas interrumpiendo “vaya usted a saber qué clase de sueños”. La casa de la incógnita dama se llenaba desde temprana hora. Todos los niños del pueblo acudían con hambre de aquello mágico que les daba tantas fuerzas, al punto que dejaron de comer en sus casas. Y cuando por alguna razón se les prohibía salir, pronto palidecían, se hacían ovillo y vociferaban: —! Quiero enchiladas La pena de las madres por el pronto infortunio del universo dio paso a la preocupación por la conducta de sus hijos. De allí pasaron a la curiosidad y a formar un comité de espionaje que investigaría la naturaleza de lo que allí comían los niños. Pronto se reveló el origen de tan oscuro y extraño fenómeno. Entonces apareció la indignación y la rabia. Quién sabe qué diantres fabricaba aquella mujer, pero sin lugar a dudas estaba hechizando a los niños. Quizás no era otra cosa que un nuevo augurio de la pronta venida del anticristo. Era evidente que la bruja los estaba envenenando con un alimento maligno. Bastaba con ver aquellos saltimbanquis, para darse cuenta que estaban poseídos por el mismísimo Satán. El piadoso pueblo riverense de aquellos días no podía permitir semejante atropello. El día menos pensado se organizaron para darle pronta solución al conflicto. Llegada la noche dejaron encerrados a sus hijos en las casas y tomaron la calle Real con antorchas y toda la cosa para quemar a la bruja. Desde el interior de su casa, la Maga de las Enchiladas permanecía inmóvil escuchando las consignas en su contra. Momentos antes de que la puerta se derrumbara a pedradas y puntapiés, pronunció el Gran Conjuro que acompañaría a sus enchiladas por toda la eternidad. Cuando la gente pudo entrar al lugar, encontraron aquellos guisos que durante los últimos meses habían trastornado tanto a sus hijitos. Y la verdad, ellas mismas concluyeron, que no parecía nada extraordinario. Las mujeres de Rioverde se dieron cuenta de inmediato lo sencillo que sería reproducir esa comida hasta el momento maldita. Y es que estaban temerosas de no poder contener a sus hijos luego de deshacerse de la bruja, quien por cierto, en medio de la confusión del momento pudo escapar sin que nadie supiera su nombre ni paradero. Las enchiladas se empezaron a cocinar en las casas para beneficio espiritual de los niños de Rioverde, año tras año, hasta convertirse en un platillo regional típico. —El que hoy en día las enchiladas tienen un hechizo no se puede dudar, acabó diciendo Doña Patrocinio Lom del mercado Cristóbal Colón de Rioverde— si no, ¿cómo se explica que la gente les gusten tanto, si no tienen nada?
ERICK POEMA EL POLLO .
Extraordinario pájaro con frondosas alas, que siempre ha sido amado y adorado por las personas. como rey es tratado en las grandes granjas, siempre engordado para luego entrar en cajas. Al mundo alimenta estando rostizado, este alimento se necesita para vivir y crecer sano. El pollo es utilizado para varios platillos, siempre es devorado solo quedan pedazos
BRENDA ODA AL TOMATE (Pablo Neruda)
Se desata el tomate, invade las cocinas, entra por los almuerzos se sienta reposado en los apradores, entre los vasos, las mantequilleras, los saleros azules. Tiene luz propia, majestad benigna. se casa alegremente con la clara cebolla, y para celebrarlo se deja caer aceite, hijo esencial del olivo, sobre sus hemisferios entreabiertos, agrega la pimienta su fragancia, la sal su magnetismo: son las bodas del día, el perejil levanta banderines, las papas hierven vigorosamente, el asado golpea con su aroma en la puerta, es hora! vamos!
ISRAEL LAS ENCHILADAS
Gloriosa enchilada de gran sabor. que contiene tortilla, chile, crema y pollo, haciéndola exquisita. desde épocas prehispánicas la tortilla se consumía y con chile se servía. no fue hasta que en los conventos se perfecciono. se le agrego pollo, queso y las conocemos como es hoy. también sirve para promover la gastronomía mexicana. por que las enchiladas las sirven, hasta en la fonda mas cercana en otros países las conocen bien. por que para prepararlas hay mas de cien. en ningún otro lugar las olvidaran por que con su olor característico las recordaran asi cuando en otros países prueben el platillo con muchas ganas. sabrán que las enchiladas son 100% mexicanas
LIBERTAD ENCHILADAS
Cuál será el sabor del dolor? Es ácido y picante, y llena mi boca con ardiente melancolía, mientras el recuerdo de aquellos paseos en los días nublados resbala en lenta agonía por mi garganta. El aroma es especiado, el aire lleno de deliciosos olores lleva el calor y la alegría. La sensación de lo conocido y lo habitual; comer este platillo es recordar. Mis ojos inyectados ven el verde brillante y el blanco desmenuzado. Lagrimear no sirve de nada ya, pero es que la salsa pareciera hacerme recordar las cosas que no supe hacer. Cada bocado es breve y sabroso; me lleva a pensar en ti, en tu gusto por comer esto que ahora me quema la boca, me hace arder las entrañas y acaba en holocausto mi alma. Es por eso que desde ese día desayuno siempre lo mismo. Es por eso que me siento todas las mañanas de frente a la ventana como si esperara que el olor te fuera hacer venir a mí. Por eso cada semana preparo salsa verde y me quemo al freír tortillas. Porque el recuerdo de que una vez te prometí que comeríamos juntos, es más amargo que el ajo. Y cuando recuerdo aquella promesa, pico la cebolla, y así ya no sé que es lo que me hacellorar.
LIBERTAD tortilla Tortilla: noble hija del maíz, nieta del sol y del agua, fécula milagrosa y sacrosanta, que en el vientre sagrado de la tierra germinaste y fuiste alma, nervio y vida en la carne del paria. tortilla: manjar regio del humilde, rico potaje en el festín del indio y sangre en los veneros de la patria. sobre el negro comal, cual flor de loto, sobre un oscuro y misterioso lago, eres tapiz de trazo caprichoso que va bordando la morena mano y en el cesto de mimbre que acolchona, la blanca servilleta deshilada, caes envuelta en vapores transparentes, mientras tu vista mi apetito inflama. ¡ oh !, blanco disco alimenticio y sano, que llegas a mi mesa cada día, cual mensaje de Dios, te bendigo porque eres alimento en manos del humilde que te besa, hostia santa de paz que canta y reza, entre las manos de luciente cobre que en ademán de redención se tienden ante el comulgatorio de mi raza.
MARÍA. PREPARANDO SALSA
Estaban un buen día platicando en la cocina, el chile, la cebolla y el tomate y a su lado un dientito de ajo que somnoliento en la platica se dormía. Muy dicharacheros comentaban; hay que la papa, que la sopa, que el puchero, muy entusiasmados hablaban de sabores que ni sintieron la presencia de aquel cocinero que sin avisar, los tomo y los hizo picadillo, incluso al pobre ajito que inocente sin prejuicios dormía placenteramente. Rápido y sin consultar los arrojo al aceite hirviendo y juntos comenzaron a brincar como borreguitos en invierno. La cebolla enojada le decía; en venganza te hare llorar como una niña, y el chile muy ufano le gritaba; ¡Te hare sudar gotas de lumbre con el picante que me sobra, por cobarde! y el tomate muy sonriente con el ajito de la mano solo decía, hay amigos lo haremos sufrir inundando la cocina, con este bello y delicioso aroma, que lo hará gritar… ¡Quiero más salsa en mi enchilada!
DIANA CHILE
Es ácido y picante, y llena mi boca con ardiente melancolía, mientras el recuerdo de aquellos paseos en los días nublados resbala en lenta agonía por mi garganta.
El aroma es especiado, el aire lleno de deliciosos olores lleva el calor y la alegría. La sensación de lo conocido y lo habitual; comer este platillo es recordar.
Mis ojos inyectados ven el verde brillante y el blanco desmenuzado. Lagrimear no sirve de nada ya, pero es que la salsa pareciera hacerme recordar las cosas que no supe hacer.
Cada bocado es breve y sabroso; me lleva a pensar en ti, en tu gusto por comer esto que ahora me quema la boca, me hace arder las entrañas y acaba en holocausto mi alma.
Es por eso que desde ese día desayuno siempre lo mismo. Es por eso que me siento todas las mañanas de frente a la ventana como si esperara que el olor te fuera hacer venir a mí.
Por eso cada semana preparo salsa verde y me quemo al freír tortillas. Porque el recuerdo de que una vez te prometí que comeríamos juntos, es más amargo que el ajo.
Y cuando recuerdo aquella promesa, pico la cebolla, y así ya no sé que es lo que me hace llorar.
YEFIM MAÍZ
¿Qué comerán los hombres, oh dioses?
¡que descienda el maíz, nuestro sustento!
Después en nuestros labios puso maíz
Quetzalcóaltl. Para que nos hiciéramos fuertes .
El maíz blanco, el obscuro, el amarillo,
el maíz rojo, los frijoles,
la chía, los bledos,
los bledos de pez, nuestro sustento
fueron robados para nosotros.
Y también descubrió él
toda suerte de cacao,
toda suerte de algodón.
Pasaron luego, lo saludaron
le entregaron chiles, otras yerbas.
En Nonoalco junto a la tunas del Águila
donde hay flores de cacao, se va vistiendo.
La mazorca, en divina tierra
en palo de sonajas esta apoyada.
La flor del sustento, la flor que huele a maíz
Tostado.
Yo soy la mata tierna del maíz:
¡Una esmeralda es mi corazón: veré el oro del agua!
Cuál maíz otra vez sembraré.
Se estremecen las flores
las flores del cacao.
Cada primavera nos hace vivir,
la dorada mazorca nos refrigera,
la mazorca rojiza se nos torna un collar.
MIGUEL Las enciladas
De la colonia surgió este platillo
que no tiene comparación con ninguno
con su salsa de jitomate y tomatillo
hace que mi corazón suspiré cuando te miro
sí tan sólo pudiera comerte
sí tan sólo pudiera saborearte
dime como puedo tenerte
para que se valla está hambre
no se cuando fue tú origen
ni se cuando naciste
sólo se que quiero comerte
y después de un rato, volver a desearte
ALEJANDRO C. José García Velázquez (química y literatura)
Los pimientos de Padrón,
la cayena y las guindillas,
nos producen picazón
porque llevan capsaicina…
Tiene la naturaleza
cosas que nos alucinan:
los picantes nos alegran
al liberar endorfinas;
para aliviar el dolor,
aparece en Medicina:
de la sustancia su acción
las pomadas utilizan.
A pesar de lo que digo
al escribir estas rimas,
no pierdas romanticismo
cuando piquen tus comidas,
que ya sabes que en Padrón
esa emoción nos domina:
unos pican y otros no…
¡según lleven capsaicina!.